jueves, 31 de mayo de 2012

31 de mayo

Hay una sensación de "barra libre" cuyas consecuencias, lógicamente, son impredecibles.
Hoy creo, que todos los compañeros, sin excepción, han salido escaldad@s. Porque los alumnos, que en estas fechas están pasados de rosca, enseguida perciben que los partes son papel mojado y claro, lo que hace dos días la jefatura de estudios calificaba como "gilipolleces" ("llama a sus casas y apáñatelas con sus familias porque no se les va a expulsar"), se ha tenido que desdecir. Mañana, cuando tramite la expulsión me enteraré de lo acontecido.

Pero antes, como en otras tantas ocasiones, tuve mi propia ración de heavy metal:
En el curso excelente, las técnicas de supervivencia rozan el malabarismo más absoluto: tenemos un/a alumn@ que, pese a todos los diagnósticos que trae en su mochila, hay que acerl@ convivir con el resto de la clase. Y aquí no se trata de:
- ¡Niñ@ siéntate!
- ¡Niñ@ deja de hablar e interrumpir la clase!
- ¡Niñ@ duérmete un poco si quieres, escucha música, haz un dibujo, sal a relajarte un poco...piérdete!
¡No, no! aquí se trata de:
- ¡Niñ@ bájate de la mesa!
- ¡Niñ@ bájate de la ventana!
- ¡Niñ@ no tires la silla, no tires el borrador contra la pizarra, no rompas el libro, no tires el zumo al suelo...!
No oye y mucho menos escucha. Y las pocas veces que lo hace, es para ejecutar exactamente lo contrario de lo que le pides por favor. Lo llaman "conducta anti-social". Muy bien

Sabiendo que no podía intervenir contra el/la piróman@, decidí centrarme en "humedecer" la zona de influencia: un alumno me hacía dos ejercicios pendientes del día anterior. Otros dos, tras hacer una ficha, les dejé jugar al tres en raya. Otros, con tiempo controlado, les dejaba salir a fumar al baño para relajarse, según ellos (¡NUESTROS ALUMNOS SALEN A FUMAR AL BAÑO! ¡AY DIOS, NO CREO LO QUE ESTOY ESCRIBIENDO!) otra escuchaba música, otra comía un bollo que le compré porque no había desayunado (eso me lo creo) y otros dos pintaban (otras fichas) y hablaban de sus cosas.
Yo iba de un grupo a otro ayudándoles o distrayéndoles de las llamadas de atención del/de la piróman@. Pero claro; una hora es muy larga y no tengo el don de la ubicuidad, así que uno de los relajados, se cansó de las llamadas de atención y se armó la marimorena: el/la incendiari@ se llevó unos cuantos tortazos que no pude evitar.

Mañana vienen sus padres; ¡a ver cuántos tortazos me llevo yo!

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