lunes, 3 de marzo de 2014

Déjà vu!

Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que reflejé algo en el blog. En este período han ocurrido cosas, como a todos, dentro y fuera de esta profesión; pero en lo referido a esto último, no me han parecido dignas de mención: subidas, bajadas, meses sin trabajo... creo que otros cuantos miles de interin@s podrían haber rellenado otras cuantas miles de páginas sobre la misma realidad que nos toca.
Pero hoy sí. Hoy he vuelto a revivir experiencias "algecireñas", de esas que, quizá por la falta de costumbre, porque no me lo esperaba o porque estaba algo cansado, han supuesto terminar la jornada con un sudor y un temblor de manos que creía olvidado.

Hoy se ha desarrollado uno de esos días en los centros que todos odiamos: después de un puente, niños que carecen de ritmo o disciplina, han perdido lo poco que habían conseguido tras las navidades. A eso se suma un lunes, una excursión multitudinaria y una elevada ausencia de profesorado; el caldo de cultivo perfecto para que entre los alumnos se contagie el descontrol, y que a la hora del recreo ya hubiera unas decenas de partes variados (expulsión del aula o amonestación) en la bandeja de la sala de guardia.

Este curso tengo la suerte de contar con una vacante, también en un centro de compensatoria, pero que hasta la fecha, no tenía nada en común con el instituto que provocó el inicio de este blog. Este año tengo dos clases buenas, en las que, por lo general, consigo que los niños no odien la asignatura de inglés. Y otras dos clases en las que cuesta más que traigan el material, que saquen el cuaderno, que se queden sentados, que te escuchen un ratito... ¡no me quejo!

¡Pero vamos a los hechos!:

Uno de los sujetos implicados, J.C, ya lo tuve a tercera hora tratando de marcar "su ritmo". Al final, "tu me das yo te evito", conseguí atemperar las ganas de reventar la clase. Pero en el recreo se juntó con M.S e hicieron del centro su zona de gamberrismo: aula de convivencia-jefatura de estudios-pasillos... Sólo había que seguir el vocerío para dar con ellos.  A última hora, les dio por colocar la guinda del pastel en mi clase, que a esa hora, no era la suya. Les pregunté qué hacían allí, y con una originalidad superlativa me dijeron que estaban "arreglando unas luces". Lo que pasó a continuación se desarrolló en no más de un par de minutos y al darme cuenta de que algunos de mis alumnos tenían los ojos como platos, sorprendidos de lo que veían y oían, decidí que fueran ellos los que narraran los hechos, y así lo voy a transcribir yo, con sus faltas ortográficas inalteradas:

"Cuando el profesor...... llego a clase habia dos compañeros de otra clase. Cojieron el carro de JM (un niño motórico -esto es mío-) y empezaron a correr por la clase como si fuera un caballo. Llenarón de tiza la mesa del profesor con el borrador (M.S). Le dieron con el borrador en la espalda y en el pecho diciendole "te voy a hacer una marca" (M.S). Le dijeron al maestro que como tenia el culo (M.S). Que el maestro lo que tenia que hacer era cambiarse los calsonsillos (M.S y J.S). M.S le dió a S.P con el borrador en la cabeza
M.R estaba llorando porque habia tenio un problema y ellos dijerón que venia asin de que le habian metido con una polla en el ojo y que tambien pagaba 50 cent por chuparsela a un negro y M.S le dijo al maestro "hacemos un trato? tu pones el culo y nosotros ponemos el aparato".

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¿Debo todavía pensar si inicio el proceso de una falta por vejaciones?