martes, 1 de mayo de 2012

27 de abril

Hoy el día comenzó con un mal augurio: el/la profesora de matemáticas había visto en la puerta de entrada a un/una alumn@ del curso excelente que se incorporaba tras la expulsión. Junto con otros dos alumn@s del mismo curso, ya "asumid@s" tras un largo período expulsados, forman un tridente que pone a prueba la pericia en manejar recursos educativos... y en manejar el cortisol!

Pues bien: en el cambio de clase de segunda a tercera hora, veo en el hall de entrada, al/a la mencionad@ alumn@, rodead@ de personas (familiares, supongo), llorando y escuchando (o haciendo como tal) la reprimenda de la jefatura de estudios. Durante el recreo, me cuentan que ha vuelto a ser expulsad@: parece ser que, en un arrebato de alegría y regocijo sin control, al ver a la jefatura de estudios a través de la ventana de clase, se puso a gritarle insultos, jalead@ por otros compañeros de clase.

Posteriormente, la clase con el curso excelente fue bastante tranquila.
No es bueno, creo, que la suerte de un día de trabajo dependa de cosas como esta

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