domingo, 6 de mayo de 2012

3 de mayo

Hoy una compañera me ha relatado un evento acontecido en mi ausencia:
Al final de una jornada en la que había faltado más de un profesor, una compañera que se encuentra sola y trata de evitar que no salga del centro un alumno, la policía que aparece y trata de ayudar a la profesora, el alumno que se pone bravo, la policía que acaba dentro del centro (cuando parece ser que sólo la dirección puede autorizarlo), la jefatura de estudios que también se pone brav@ porque es la hora de salida y no quiere que se vea "a las fuerzas del orden" dentro del instituto.... Lo acontecido tuvo más detalles, pero fueron confusos y no puedo narrarlos bien en este espacio.

Si quiero traer a colación a la compañera que me lo contó, es por ser la segunda persona (la otra es un compañero) que estaría dispuesta a volver a este centro el próximo curso; a repetir experiencia. Me resulta curioso, porque les he escuchado quejarse de cosas similares, sino peores, de las que a mí me han acontecido.

Supongo que una vacante para todo el curso, tal y como está la situación actual, es tentador. Pero yo no quiero este caramelo envenenado. Y supongo que tendrán otros motivos personales, familiares... que también estarán en las antípodas de los míos.
¿O quizá se han acostumbrado? Un peligro del que ya advertí al comienzo de este blog

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