Porque me he acostumbrado también a ellas.
Unas guardias en las que palabras de la familia, como "defensa", "custodia", "protección"... alcanzan su justo término. Ya me avisaron, allá por el mes de septiembre (¡dioses míos parece otra vida!) que las horas de guardia de este centro, eran guardias "estricto sensu": de pie, dando vueltas al pasillo elíptico, controlando movimientos sospechosos, percatando olores nocivos, dirigiendo a l@s descarriad@s de nuevo al redil.
Los niños están mejor en el centro que en casa
No quieren estar en clase; quieren que se les expulse.
El aula de expulsados hace pared - de pladur - con el laboratorio: tampoco los puedes tener allí cuando el laboratorio está ocupado, como ha ocurrido hoy
Es fácil de imaginar la "guardería" de adolescentes en que se convierten la escalera y el pasillo
Conclusión: el maestro aguanta y aguanta ... a que un día aparezca "El Tío de la Vara"
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