jueves, 12 de enero de 2012

Jueves 29 de septiembre (continuación)

(...) Han transcurrido aproximadamente quince minutos, y cuando creo que ha pasado la tormenta, los voy colocando en sus sitios. En esos momentos entra la Secretaría y llama "a consultas" al/a la alumn@ en cuestión.También se dirige a mi y me pregunta "¿qué hacen estos alumnos sin trabajar?" y les compele (DELANTE MÍA) a que abran los libros y los cuadernos de la asignatura que les toca porque "estos alumnos no pueden estar así, sin hacer nada", dejando mi autoridad en la clase a la altura de un betún muy sucio.
Acabada la media hora aproximada de clase que pude impartir, también acabé mi estancia en el centro por hoy pero decido dedicar tiempo a escribir el parte de conducta grave pertinente, narrando el insulto que oí durante la hora de guardia. En ello estoy, cuando escucho a un miembro del equipo directivo dar voces, refiriéndose a la charla que ha tenido con la madre del/de la alumn@ ya famos@ el día de hoy. Desde donde estoy (en la sala de profesores) oigo cómo se escandaliza de que un@ profesor@ ha dicho a la madre "que su hij@ no está en una buena clase" y, por las señas que le había dado la madre, debía haber sido yo el que hizo ese comentario. Una vez se da cuenta de que estoy escuchando lo que está diciendo, entra en la sala y me repite todo lo que ya había oído, pero esta vez a la cara y en el mismo tono. Es decir: lo que yo antes escuchaba dentro, lo estarían oyendo fuera. Lo tomo como algo propio de la tensión acumulada y le respondo que no fui yo quien hizo ese comentario pero que lo tomo como mío, porque a mí también se me podría haber "escapado". Asumo el chaparrón, recojo mis cosas y abandono el centro con cara de circunstancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario